¿Alguna vez te
molestó el ruido de las uñas en el pizarrón? ¿Sentiste esa famosa e incómoda sensación
que llamamos “erizo”? ¿O en un shopping, feria o festival llenos de gente y
ruido, donde el entorno parece estar “abombándote”? No sabés por qué, pero te
volvés irritable y de mal humor, y algo adentro tuyo empieza a decirte: ándate ya
de acá.
¿O alguna vez
te encontraste sentado en un auditorio con poca luz, frente a un monótono
interlocutor, por más de 40 minutos? Luchás por prestar atención a cada palabra
que dice, sin embargo, comenzás a bostezar de a poco. Empezás a cambiarte de
posición, buscás mover una pierna inconscientemente, te mordés el labio o la
birome que tenés en la mano. Cuánto más tiempo pasa, más sentís esa necesidad
de mover tu cuerpo de alguna manera. Y más difícil te es concentrarte en las
palabras de la charla.
¿Te sentiste identificado?
Por ahí sentiste algo parecido pero frente a otras situaciones. En ambas
situaciones, lo que se está viendo afectada es la regulación de nuestro nivel de alerta. ¿Qué significa nivel de
alerta? En criollo, podemos decir que es el “qué tan despierto” se encuentra
nuestro cerebro. Está regulado por nuestro sistema nervioso autónomo (activación
de los sistemas simpático y parasimpático) a través del tronco del encéfalo. Está
relacionado con nuestros impulsos más básicos, como el sueño y el hambre.
Por alguna razón, nos “desregulamos” frente a algunas situaciones. En algunos casos nos sentimos que nuestra alerta está demasiado “alta”, por lo que queremos disminuir la cantidad de estíimulos que nos rodean (como en el 1er ejemplo). Y en otros casos sentimos que nuestro nivel de alerta no da “a basto” o está demasiado bajo, por lo que buscamos distintos estímulos para aumentarlo.
Por alguna razón, nos “desregulamos” frente a algunas situaciones. En algunos casos nos sentimos que nuestra alerta está demasiado “alta”, por lo que queremos disminuir la cantidad de estíimulos que nos rodean (como en el 1er ejemplo). Y en otros casos sentimos que nuestro nivel de alerta no da “a basto” o está demasiado bajo, por lo que buscamos distintos estímulos para aumentarlo.
Creando un mundo Sensorialmente Inteligente
¿Qué
significa un entorno sea Sensorialmente
Inteligente? Un entorno estratégicamente diseñado para que los 7
canales sensoriales de la experiencia no irrumpan sobre el nivel de alerta de
los destinatarios. Que no le causen discomfort: que las intensidades y
frecuencias estén equilibradas, que no sean ni de más ni de menos. Son entornos
diseñados teniendo en cuenta todos los perfiles
sensoriales.
Sin embargo, muchas veces estos entornos no tienen en cuenta estos perfiles, y terminan teniendo efectos negativos o disruptivos. Imagínense un aula donde uno no pueda concentrarse. Los entornos no siempre de encuentran diseñados en base a las características del funcionamiento de nuestro cerebro.
Algunos conceptos claves al diseñar entornos Sensorialmente Inteligentes.
Sin embargo, muchas veces estos entornos no tienen en cuenta estos perfiles, y terminan teniendo efectos negativos o disruptivos. Imagínense un aula donde uno no pueda concentrarse. Los entornos no siempre de encuentran diseñados en base a las características del funcionamiento de nuestro cerebro.
Algunos conceptos claves al diseñar entornos Sensorialmente Inteligentes.
1) Vivimos inmersos en un mundo sensorial. Y
todas las sensaciones impactan en el nivel de alerta. Esto significa
que toda la información que recibimos del mundo entra a través de nuestros
sentidos. Y esta información viene en distintas intensidades, frecuencias y
modalidades. Toda esta información sensorial impacta directamente en nuestro
nivel de alerta. Pensálo de esta manera: ¿cómo te quedás dormido? Cuando apagás
la luz (visual) , bajás los sonidos (auditivo), entrás en contacto firme con la
cama/ frazada (tacto y propiocepción), ponés la cabeza en posición horizontal
(vestibular). Si aumentás la intensidad de todos estos estímulos, probablemente
te despiertes. Aunque no estemos conscientes, la información sensorial que
ingresa a nuestro cerebro impacta permanentemente en nuestro nivel de alerta.
2) Percibimos a través de la integración de todos los canales sensoriales, no de uno solo. La información entra a través de nuestros 7 sentidos, pero después de integra y procesa todo junto. ¿Qué significa esto? Que a pesar de que la información táctil y la visual entren por puertas distintas, en el sistema nervioso se termina juntando todo, y la percepción termina siendo una sola. Y que continuamente recibimos información sensorial, sin parar.
2) Percibimos a través de la integración de todos los canales sensoriales, no de uno solo. La información entra a través de nuestros 7 sentidos, pero después de integra y procesa todo junto. ¿Qué significa esto? Que a pesar de que la información táctil y la visual entren por puertas distintas, en el sistema nervioso se termina juntando todo, y la percepción termina siendo una sola. Y que continuamente recibimos información sensorial, sin parar.
3) Tenemos 7 sentidos. Aunque nuestras
maestras de primaria nos enseñaron que eran cinco, faltan dos que son
imprescindibles a la hora de estudiar la percepción humana. Son dos sentidos
con la misma configuración anatómica de los otros cinco: tienen un receptor,
vías nerviosas que lleván la información al sistema nervioso, y neuronas
específicas en el cerebro para procesarlos. Tacto, vista, gusto, olfato, oído… ¿Cuáles son los desconocidos?
Sentido Vestibular
Es el sentido
que nos permite percibir el movimiento, la gravedad y el equilibrio. La información
es recogida de dos formas: 1) a través de los otolitos, que se asemejan a una
botella con granitos de arena que se mueven con los cambios de posición de la
cabeza gracias a la gravedad (sin gravedad… ¡flotarían!); 2) los canales
semicirculares, que reaccionan frente la aceleración y desaceleración de
movimientos de la cabeza. Ambos se encuentran en el oído interno.
Este sentido
informa continuamente a nuestro cerebro acerca de la relación de nuestro cuerpo
con el movimiento y la fuerza de gravedad. Es uno de los sentidos más
importantes: tiene un efecto muy poderoso sobre el sistema nervioso. Está directamente
relacionado con nuestra motricidad gruesa, nuestra percepción visual, nuestro
equilibrio y nuestra orientación espacial.
Sin embargo, el
impacto más poderoso de este sentido es en nuestra regulación y nivel de
alerta, explicados previamente. Para comprobarlo, sólo hace falta dar unas
cuantas vueltas rápidas sobre vos mismo; el mareo con el que te vas a encontrar
es el efecto sobre tu nivel de alerta.
Sentido de la Propiocepción
Es
el que nos permite percibir la sensación “muscular”. Muchos libros de anatomía/
fisiología llaman a este sentido el “tacto profundo”. Sus receptores se
encuentran en: 1) fibras de los músculos, 2) tendones de las articulaciones.
Esto significa que esta sensación informa acerca del estado de contracción de
todos los músculos del cuerpo, y de la posición de las articulaciones. Es
nuestro “mapa interno” constante sobre la posición de nuestro cuerpo.
Pensá
en la cantidad de actividades que realizás con tu cuerpo, donde no necesitás
mirar con tus ojos para saber cómo la estás realizando. Cerrá tus ojos, e imitá
el movimiento de atar los cordones con las manos en tu espalda. Esa sensación
de “saber” la posición de tu cuerpo todo el tiempo, es la propiocepción.
Este
sentido impacta directamente en nuestra regulación, en la motricidad fina y
gruesa, en nuestro esquema corporal. Pero también tiene un efecto
importantísimo sobre nuestro nivel de alerta: esta sensación nos ayuda a calmarnos o a mantener nuestro nivel de alerta.. Pensá en la increíble sensación
que tiene una frazada pesada cuando te vas a dormir. O unos buenos masajes. O
la sensación de presión suave que ejerce el agua sobre nuestro cuerpo. Una
fuente desconocida de propiocepción es nuestra boca: al morder, succionar o incluso solo mover o jugar con nuestra
lengua. ¿Cuántas veces necesitaste “comer” algo mientras permanecías sentado,
aunque sólo fuera morder la punta de la lapicera?
4) Todos tenemos un perfil sensorial distinto.
Algunas personas necesitan mayor intensidad de estímulos, otros una menor
cantidad. Algunas personas pueden ser más visuales, otras más táctiles, y
sucesivamente. Existen diferentes maneras de evaluar y conocer los perfiles
sensoriales. Un ejemplo de perfiles sensoriales extremos podrían ser las
personas dentro del Espectro Austista.
¿Por qué necesitamos entornos Sensorialmente Inteligentes?
El diseño de los entornos ayuda a moldear las
acciones que vamos a realizar dentro de ellos. El diseño de los mismos apuntará
a potenciar, promover y a “ayudar” a esas acciones buscadas. Por ejemplo: una
biblioteca estará diseñada para la concentración y la lectura individual. Una
sala de oficinas puede estar diseñada para el tipo de trabajo que realizan
dichos empleados. Un restaurant o bar estará diseñado para buscar la distensión
y placer de sus usuarios. Un aula estará diseñada para facilitar el aprendizaje
de sus alumnos.
Sin
embargo, no siempre ocurre de esta manera. Por ejemplo, el diseño clásico de
aulas y oficinas dan muy pocas oportunidades de movimiento, ofrecen demasiados
estímulos auditivos y no se cuida el sentido del olfato (muy vinculado a la
memoria). Esto va a impactar negativamente en el nivel de alerta que sus
usuarios necesitarán al completar sus tareas. Muchas veces los ambientes no se
encuentran pensados desde una perspectiva sensorial.
El
estudio de nuestros siente sentidos y los perfiles sensoriales deberían ser el
centro del diseño Sensorialmente Inteligente.
Para conocer más: buscar teoría de Integración Sensorial, y terapia ocupacional especializada en Integración Sensorial
Referencias:
- Williams, Shellenberger. “How does your engine run?” A leader’s guide to the Alert Program for Self- Regulation. Ed. Alburqerque: Therapy Works Inc, 1994.
- Smith Roley, Blanche, Schaaf. Understanding the nature of sensory integration with diverse populations. Ed. Los Angeles: Therapy Skill Builders, 2007
- Curso I y IV del programa intensivo de University of Southern Californica y Western Psychological Services en Integración Sensorial